Cuando la experiencia de usuario es más importante que los precios
Hoy en día, en muchísimos sectores, la experiencia de usuario es más importante que los precios. Es decir, la clientela valora más la calidad del servicio o la satisfacción que produce una experiencia personal y única que un ahorro respecto a la competencia.
Y esto sucede muy especialmente en actividades relacionadas con el mundo de la moda, el turismo o la gastronomía. Es decir, mercados donde la diferenciación es clave y los clientes están dispuestos a pagar más por una experiencia superior.
Es en estos casos cuando las empresas pueden centrarse en ofrecer un servicio excepcional y personalizado, que satisfaga las necesidades específicas de sus clientes y clientas, incrementando así también su fidelización y la reputación de marca.
De la innovación a la exclusividad
La tecnología de vanguardia, por ejemplo, es un elemento que rema a favor de esa experiencia cliente. Y no solo en sectores dedicados a la innovación. Una interfaz de usuario intuitiva y fácil de usar será preferible a una página web más complicada. Incluso si los productos que ofrece son más caros que en otras plataformas de comercio electrónico. Las personas buscan comodidad y cierta sensación de seguridad.
Las marcas con una sólida reputación de calidad y servicio, de hecho, tienen la posibilidad de cobrar precios más elevados debido a la confianza y lealtad que han construido en base a una clientela fidelizada. Clientela que se muestra satisfecha ante marcas que apuestan por la tecnología como factor de diferenciación.
La personalización es otro punto a favor y, con ella, la exclusividad
Experiencias para disfrutar de manera única y solo por un tiempo delimitado crean un efecto emocional por el que muchos están dispuestos a pagar más. Solo hay que comprobar el tirón que tienen las colecciones flash o los conceptos pop up store.De hecho, aquellas empresas que deseen invertir en la mejora continua de la experiencia del usuario, han de mimar esa interacción con el cliente. Porque el precio no es un factor importante en la toma de decisiones de compra en sectores experienciales. Las sensaciones o emociones vividas, el concepto de exclusividad, pueden justificar un precio más alto y generar mayor lealtad a largo plazo si realmente supone un valor añadido y diferenciador.
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